Sr. Rajoy ¿Y qué?

Sr. Rajoy ¿Y qué?

¿Y qué si la regularización ha producido un efecto llamada en la inmigración?

Nosotros estamos en nuestro derecho de conservar nuestro bienestar, nosotros tenemos el derecho de querer mantener aquello que tanto esfuerzo nos ha costado, nosotros tenemos el derecho de seguir con nuestro estilo de vida…

Un estilo de vida que para la mayor parte de la población del planeta es un lujo, un estilo de vida que no carece de nada. Tenemos agua potable en el grifo, la mayoría de nosotros trabajo. También tenemos casi todos con más o menos holgura una vivienda, eso sí con unas hipotecas de espanto. Una vivienda que por muy poco digna nos parezca a veces, y lo sea en determinados casos, para millones y millones de personas es un verdadero palacio. Un verdadero palacio por que sencillamente no tienen dónde dormir por las noches y las calles son el dormitorio más acogedor que tienen.

Sr. Rajoy ¿Y qué? ¿No tenemos la obligación de ser hermanos de nuestros hermanos?, ¿no tenemos que ser humanos y cuidar de aquellos que son como nosotros?

A ellos les llega por parabólica una vida con la que todos sueñan. Grandes casas, coches de lujo y sobre todo estilos de vida en los que las necesidades más básicas no constituyen una preocupación.

Sr. Rajoy ¿Y qué? Queramos o no somos responsables de esa situación. No hacemos políticas reales que mejoren la vida de esas personas. No actuamos en origen de una manera adecuada. Es cierto que hay proyectos de cooperación pero que sólo suponen un grano de arena en la montaña de una vida mejor.

Tienen la mayoría de países regímenes corruptos y antidemocráticos, las políticas sociales en esos países son prácticamente inexistentes y el mercado libre, aquel que reclaman los liberales, hace de las suyas aumentando desigualdades y provocando cada vez más y más pobreza.

Y la corrupción no es sólo patrimonio de ellos, también es patrimonio nuestro, de los que allí nos instalamos, de los que montamos fábricas aprovechándonos de salarios ínfimos, de horarios inacabables y de condiciones generales abusivas. Pero también de los que hacen de su persona verdaderos caciques que todo lo controlan y lo mueven.

En agosto del 2004 estuve en Mauritania unos cuantos días. Condiciones pésimas, policía y militares que lo primero que te dicen es «dame un regalo». Pobreza absoluta con el contraste de un mercado de coches europeos robados en alza y con europeos enseñorados del cotarro. Gente, como un español que llegó a aquellas tierras y que es capaz de conseguirte una caja de cambio para un Land Rover, como fue el caso, o drogas, alcohol, sexo… Vamos todo lo que a uno le pueda apetecer y que con dinero se pueda comprar. No me estrañaría que tuviera algo que ver con «kayucos tour».

En ese paraíso social no es difícil ver a gente procedente de Mali, Senegal… Con rumbo a Europa, a una Europa soñada y deseada. Pero que incluso la espera en ese lugar para ellos ya es mejor que la que disfrutaban en sus países de origen.

No estoy diciendo que una regularización masiva sea la solución, pero si que tenemos la obligación de ayudarlos en lo que podamos. Y si no lo hacemos en sus orígenes, como mínimo tratar de ayudar a los que llegan a nuestras costas.

Es una misión difícil, una pesada carga. Pero que para llevarla más llevadera no tenemos que olvidar que nuestro país, no hace tanto años, era punto de partida hacia muchas partes de este nuestro mundo.

En definitiva, Sr. Rajoy, es natural que quieran venir. Lo que no es natural es que no les dejemos hacerlo.

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6 comentarios en «Sr. Rajoy ¿Y qué?»

  1. Pues si la cosa sigue asi, con los impuestos subiendo y los servicos bajando gracias a esta nueva forma de reparto a fuerza de kayuko (o de avion de Iberia, que tambien), lo que va a suceder es que quien pueda ahorrara en las Islas Cayman, se comprara un seguro privado y mandara al carajo un pais que acabe siendo el quelos multiculturales y antiracistas sueñan, pero desde luego no sera el suyo.

    Como esto siga asi solo conseguireis cargaros el magro estado de bienestar español. Despues os quejareis de que la derecha ha escapado con la pasta.

  2. Pues sí, debo de ser tonto y pido que con mi dinero se «ayude» a los inmigrantes y tú con el tuyo haz lo que tu conciencia te dicte.

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