Evolución del modelo de participación ciudadana

Evolución del modelo de participación ciudadana

El modelo de participación ciudadana ha sufrido cambios, sobre todo la manera de entenderlo y de aplicarlo. Hemos visto diferentes modelos y diferentes soluciones. Desde la puesta en marcha de consultas populares no vinculantes a presupuestos participativos. Foros, páginas web y demás.

Pero este gráfico de PRIETO-MARTIN. P  del estudio que están realizando sobre (e)Participación en el Ámbito Local creo que es basante «visual» para ver como ha evolucionado el concepto y sobre todo la manera de ponerlo en práctica.Qué es participación ciudadana

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Más información en:

Vía Pep-Net – Pan European e-Participation Network

14 comentarios en «Evolución del modelo de participación ciudadana»

  1. Lo que ese grafico muestra… ¿no es más bien una «INVOLUCIÓN» en el entendimiento de la participación ciudadana?
    Cito el texto original donde tal gráfico es presentado:

    «Y es que, efectivamente, a lo largo del siglo XX, buena parte de los esfuerzos políticos realizados en torno a la participación ciudadana no han ido tanto encaminados a mejorarla y a extender su autonomía y su ámbito de utilización, como a gestionarla y dirigirla desde el marco institucional representativo. Es por ello que el artículo de Arnstein no ha perdido actualidad en los cuarenta años transcurridos desde su escritura.
    Más bien, incluso se podría decir que la ha ganado. Y es que tal y como ilustra la figura 5, puede afirmarse que, pese a la creciente popularidad de la participación y pese a que cada vez sean más y más importantes los organismos que predican sus bondades, en los últimos años se ha tendido, antes que a desarrollar y hacer evolucionar las categorías propuestas por Arnstein, a involucionarlas. Paradójicamente, a medida que pasa el tiempo y aumenta la importancia de la participación, las aproximaciones conceptuales utilizadas para abordarla se vuelven más burdas y superficiales.
    La influyente Asociación Internacional de Participación Pública, a través de su “Espectro de la Participación Pública” (AIPP 2000), recorta ambos extremos de la escalera. De su parte superior se retira el escalón más alto, y queda así excluida la posibilidad de considerar el Control Ciudadano pleno como una forma viable de participación. En la base de la escalera, por su parte, se elude siquiera mencionar los escalones correspondientes a la categoría de No participación. Desaparece así cualquier referencia a ese “lado oscuro” de la participación administrativa: su frecuente utilización por parte de las administraciones públicas para manipular o desoír las opiniones ciudadanas. Finalmente, los escalones de Información, Consulta y Asesoría dejan de considerarse como una participación aparente o “de fachada” para consagrarse como genuinamente participativos. Como puede verse en la figura 5, al eliminar la categorización general de los escalones propuesta por Arnstein, queda también descartada esa relación entre participación y poder ciudadano que fundamentaba el modelo. El resultado es, en efecto, un anodino “espectro” –o sombra fantasmal– de la escalera original: sus cinco escalones poco diferenciados, antes que estimular el pensamiento y la práctica de la participación parece que quisieran legitimar las insatisfactorias prácticas actuales.
    Pero la cosa no acaba ahí, ya que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, no satisfecha con esta podadura, resolvió simplificar el modelo un poco más para ya definitivamente “sepultarlo”, al eliminar sus dos escalones superiores. Tal como ilustra la figura 5, su “Manual de la OCDE sobre información, consulta y participación en la elaboración de políticas públicas” (OCDE 2001) –texto que, por cierto, se ha convertido en referente fundamental para muchas investigaciones actuales (eg, Kubicek 2007; Naciones Unidas 2008)– propone abarcar la totalidad del fenómeno participativo en tres únicos niveles: Información, Consulta y Participación Activa. Este último e impreciso escalón de la Participación Activa –que por consistencia clasificatoria se correspondería con el escalón de Asesoría de la escalera original– queda así convertido en un “cajón de sastre” que contendrá todo aquello que no encaje dentro de las estrechas categorías de Información y Consulta.
    Resulta un tanto chocante que precisamente aquello que Arnstein denunciaba como “falsa participación” sea considerado ahora como la esencia de lo participativo. De hecho, no cuesta mucho percatarse de cómo a medida que crece la importancia de la institución, más invisibles resultan en sus modelos tanto los aspectos más transformadores de la participación como sus aspectos oscuros. Si Arnstein nos advertía de que la participación auténtica es difícil de conseguir, la hiper-simplificación propuesta por la OCDE pareciera querer asegurarse de que ésta se mantenga como una utopía inalcanzable. Visualizándolo en términos orwellianos (Orwell 1949), podría parecer éste un proceso de “neo-lingualización” que, a través de la reducción de la gama de conceptos disponibles, buscase hacer inviables esas “formas díscolas de pensamiento” que Orwell llamaba “crimentales”.»

    1. Hola Pedro gracias por la contextualización del gráfico en cuestión. Tal y como dices es más bien una involución del concepto de participación ciudadana.
      Desde mi punto de vista creo que tanto las grandes como las pequeñas organizaciones tienen que empezar a entender la participación ciudadana como algo que ya se produce quieran o no, lo que hace falta es «escuchar» y entrar en conversación para hacerla efectiva.

      1. Ciertamente, Carlos,
        la participación ciudadana, ese «diálogo crítico» ciudadano, está aconteciendo ya, quieran o no las grandes y pequeñas organizaciones, quieran o no las instituciones políticas.
        Y lo más probable es que, en un futuro próximo, precisamente una de las competencias exigibles a los políticos sea su capacidad de sintonizar con esas conversaciones y hasta entrar en ella (en España un poco menos que en otros países, debido a las nuestras listas cerradas).

        Nuestra opinión es, no obstante, que a día de hoy hay mucho caos. Sé que a vosotros os encanta el caos. A mí también, por su potencial creativo. Pero creo que tal creatividad no es incompatible con que poco a poco se vayan estableciendo infraestructuras para el «diálogo» y la participación, que den soporte y fuerza a esas conversaciones, y que potencien la obtención de sinergias mayores para todos los participantes, al tiempo que se reducen los esfuerzos que se les requieren para tomar parte de la conversación.
        A día de hoy… la «participación ciudadana» autónoma de la que hablamos es todavía un cachorro sin apenas dientes. Los políticos pueden optar por ignorarla a discrección.
        Ese tipo de infraestructura potenciadora que proponemos, sobre la que nuestra asociación viene reflexionando desde hace años, será la que haga no sólo que los políticos no puedan ignorarla (pues serán «castigados» si lo hacen), sino que aquellos que aprendan a confiar y valerse de ella se vean fortalecidos en su función política y representativa.

        Por nuestra parte, estamos desarrollando un modelo que profundiza la Escalera de Arnstein en vez de trivializarla (como hace la OECD) y la «actualiza» para este tercer milenio.
        Pero… es en el tercer capítulo del libro que será presentada. ¡Habrá que esperar un poquito! 🙂

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