Hace un rato estaba viendo un programa por TV3, canal autonómico de Cataluña. Dicho programa, «historias de Cataluña«, hace un recorrido por la historia del país explicando en cada episodio la vida de tres personas, que aunque viviendo en épocas diferentes están unidas por algún vínculo. Viajes, comidas o costumbres unen estos viajes a través del tiempo.
En el episodio de hoy han hablado del Barón de Maldá, del que podemos leer:
Desde 1769 y hasta la muerte en 1819, durante cincuenta años y con una regularidad admirable, escribió un diario que llamó Cajón de Sastre. Quería reflejar todo aquello que sucedía a su alrededor y dar la noticia, de tal modo que cuando apareció el Diario de Barcelona (1792) escribió que ahora serían dos a hacer diarios.
El Barón de Maldá no pretendió nunca publicar el dietario; él mismo ya avisaba que escribía como diversión propia y para los oyentes. Solo lo daba a conocer fragmentariamente en las tertulias literarias que frecuentaba.
Desde luego tenía el alma de un blogger por varias razones. Decidió no publicar saliéndose de canal establecido para dar a conocer su obra. Escribió en catalán, cuando este idioma estaba en desuso. La regularidad de la escritura comparable a la actualización de un blog. Y por supuesto la manera de dar a conocer su conocimiento, directamente y mediante una red de intereses similares.
Observar lo que ocurre, siendo cronista de todo aquello que sucede a nuestro alrededor, difundir el conocimiento adquirido y fomentar una red para su distribución ayudan a fomentar un conocimiento del conjunto en que nos encontramos. Sabiendo donde estamos, podremos ayudar a mejorar.
Imaginaros que podría haber hecho en plena era de la sociedad de la información.
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