LA BRECHA DIGITAL Y LA BRECHA TECNOLOGICA

POR ANTONí ELíAS(*)

Las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones se están horizontalizando, tal como corresponde al actual modelo social y económico que conocemos como sociedad de la información. Junto con las indudables ventajas que acarrean, va creciendo una cierta angustia por parte de todos los ciudadanos motivada por las aceleraciones de los cambios tecnológicos que trae el paso desde una sociedad industrial a una de la información en una misma generación durante las dos últimas décadas. A ella ayuda, de fondo, el profundo desconocimiento tecnológico y la total o parcial ignorancia sobre los mecanismos físicos que soportan estas nuevas tecnologías y sus aplicaciones.
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Es sobre esta angustia que a menudo se montan, de forma consciente o inconsciente, alarmas, sin fundamentos científicos, sobre la salud de los usuarios, atentados contra el medio ambiente, e incluso la venta de posibilidades imposibles sobre determinadas aplicaciones. Tan malo es atribuir, sin ninguna prueba científica que lo avale, determinados efectos nocivos a las antenas de comunicaciones móviles, como creer que determinadas pulseras o colchones magnéticos tienen efectos positivos para la salud.

En este sentido, se está creando una grieta tecnológica que está empobreciendo culturalmente a nuestra sociedad de la información, al mismo tiempo que no contribuye en modo alguno a la imagen del ingeniero de telecomunicación como experto de las tecnologías de la información y las comunicaciones y, por consiguiente, como profesional de referencia en todas las cuestiones que le son relativas.

Del mismo modo que los diferentes organismos públicos y privados siguen actuando con éxito para que no se produzca la llamada «brecha digital», creo que también hay que empezar a hacer algo ante este nuevo fenómeno que bien podríamos llamar «brecha tecnológica», y ello pasa por diseñar una buena formación secundaria en todo lo que se refiere a los fenómenos físicos básicos que soportan las tecnologías, especialmente el electromagnetismo.

Por otro lado, también es necesario que los profesionales del sector de las telecomunicaciones nos acostumbremos a explicar el porqué de nuestras actuaciones y decisiones en general. Sólo así podremos conseguir no convertirnos en los nuevos amanuenses de una sociedad que, por desgracia, y eso también hay que cambiarlo, sólo considera ignorancia no conocer al autor de El Quijote, y encuentra normal el desconocimiento de la Ley de Ohm.

(*)Catedrático de la UPC y vocal de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT)

Recibido por MakyPress, todo el artículo en El Periódico