¿Tan difícil es aceptar para algunas organizaciones bloggers entre sus miembros?

No paramos de decir que la utilización de software social puede mejorar la comunicación de la administración pública, dota de transparencia sus actuaciones y rinde cuentas de la actuación de aquellos que dedican sus esfuerzos a ella. En concreto los blogs empiezan a utilizarse como medio de difusión de información, dónde los feedbacks de los ciudadanos es lo más apreciado. También están empezando a cumplir su función como herramienta política.

Pero de la misma manera que en la mayoría de empresas la publicación de blogs por parte de sus empleados está sujeta a una serie de normas, hay organizaciones públicas que por miedo a que lo que allí se escriba pueda dañarlas que también endurecen esas normas de publicación. Este es el caso de la policía metropolitana de Londres, dónde el malestar de su comunidad bloggera es más que manifiesta.

malestar normas

2 comentarios en «¿Tan difícil es aceptar para algunas organizaciones bloggers entre sus miembros?»

  1. Julen tienes razón, como empiece a entrar la fiebre del control imagino que empezarán a aumentar los filtros de los proxys y a imponer normas más duras. Pero también hay ya en estos momentos organizaciones que contemplan el uso de los blogs por parte de sus empleados como algo positivo. Creo que sólo en aquellas empresas que no sepan aceptar un cambio en la cultura empresarial, aquellas para las que la transmisión de información es algo más que delicado, aquellas que no sepan aceptar nuevas relaciones en su estructura, aquellas que se queden estancadas en el 1.0

  2. Creo que habría que irse preparando para lo que va a llegar: a más de una organización le va a tentar prohibir escribir en blogs en horario de trabajo. Va a ser como aquella etapa en la que también prohibían la conversación oral en las fábricas, porque allí «se venía a trabajar». Esto, claro está, quería decir: trabajo = presención física + coacción.
    Espero que seamos beligerantes. Porque me temo que va a llegar. Tiempo al tiempo.
    Saludos,
    Julen

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