Patologías físicas de los empleados públicos

El trabajo de oficina, es decir, el que realiza la mayor parte de los empleados públicos, está en el origen de muchas patologías físicas sufridas por los trabajadores administrativos, que pueden considerarse auténticas enfermedades laborales. Sus síntomas se manifiestan generalmente en forma de dolores de espalda, y es el causante de infinidad de bajas laborales. Quizá debería haberme documentado antes de escribir este texto y dar cifras precisas sobre lo que esta circunstancia supone de pérdidas para las empresas públicas, no sólo en forma de ausencias al puesto de trabajo, sino también por las ayudas económicas que muchas Administraciones conceden por Convenio o Acuerdo Marco a sus empleados para compensar los gastos de tratamientos fisioterapéuticos. No me apetece mucho ponerme ahora a buscar estadísticas en Internet que avalen lo que digo, pero creo que no me arriesgo demasiado afirmando que las pérdidas son dignas de consideración.

Pues bien, resulta que recientemente, mientras me encontraba en el gimnasio haciendo abdominales, tuve una de mis peregrinas ideas. Como todos sabemos, una buena forma de evitar esas dolorosas patologías es el ejercicio físico controlado, así que se me ocurrió que podía ser una buena idea que la empresa pública en la que trabajo promoviera , e incluso incentivara, la puesta en práctica de un plan de vida sana mediante la práctica de ejercicio físico.
Me dirigí a la empresa y a los sindicatos y les propuse que para el siguiente convenio podrían incluir entre las distintas ayudas económicas una para la asistencia a centros deportivos para realizar ejercicios de mantenimiento físico, tonificación muscular y otros de tipo aeróbicos. Se trataría de una prestación económica de carácter preventivo, a diferencia de las existentes que se dan cuando los síntomas son manifiestos: ayudas odontológicas, oculares, auditivas, ortopédicas, reparadoras, anticonceptivas (sí, han leído bien, en la organización para la que trabajo se dan ayudas económicas para la implantación de los DIU, lo cual no deja de ser discriminatorio porque a mi no subvencionan los condones).

En la entrevista les enumeré las siguientes ventajas:

1.-Se podría considerar una autentica medida de prevención de riesgos laborales,

2.-Promueve una filosofía de vida sana entre los empleados que va más allá del ámbito laboral y que probablemente sería bien vista por los agentes sociales,

3.-El coste de la promoción y de las ayudas probablemente se vería sobradamente compensado por la disminución de prestaciones económicas que se conceden para los tratamientos fisioterapéuticos a los funcionarios que padecen las citadas patologías,

4.-Asimismo se reduciría el número de bajas laborales por enfermedad con el consiguiente ahorro.

5.-Está de sobra demostrado que el ejercicio físico continuado produce sensación de bienestar que, de alguna forma, también repercute en el rendimiento laboral.

¿Y qué creen que ocurrió?, pues que se rieron en mi cara. Incluso alguien dijo a mis espaldas que lo que yo quería era que me pagaran el gimnasio. ¿Tan estúpida es mi idea?, ¿Acaso nunca oyeron eso de más vale prevenir que curar?

De las patologías mentales hablaremos otro día, sobre todo de las que padecen aquellos que tienen que tomar decisiones.

2 comentarios en «Patologías físicas de los empleados públicos»

  1. A mí tampoco me parece descabellada; es más, me parece muy interesante.

    Siempre he sentido envidia de esos países asiáticos en los que se ve a todos los empleados de una empresa en el patio de la misma haciendo ejercicios (Tai Chi o lo que sea). Aquí, por supuesto, es imposible: eso es una pérdida de tiempo.

    Lo mismo me pasaba en el colegio, que pensaba que la asignatura de Educación Física era una tontería, porque te quitaba tiempo para las asignaturas importantes; craso error.

    Algún día, no tardando mucho, conseguiremos que la Admin Pública permita media hora al día de ejercicios a sus empleados; después llegará a las empresas punteras, startup o como se llamen; finalmente, todo el mundo tendrá derecho (y deber) de hacer ejercicio. Aunque me temo que será dentro de mucho tiempo.

    Un abrazo.

  2. A mi no me parece una propuesta descabellada en absoluto. Todo lo contrario, seguramente es demasiado sensata para una organización tan descabellada con la Administración pública. Sigue intentándolo ;-).

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