Burocratic Fire

Burocratic Fire

Hay ideas que se generalizan aunque no correspondan con la realidad. Y la Administración Pública no es una excepción. La suposición que todos los empleados públicos trabajan poco o más bien poco es una idea que generalizada a través del tiempo hace más daño que bien.

Es cierto que debido al estatus que confiere el estatuto de la función pública a los trabajadores de la AAPP poder exigirles flexibilidad o que sencillamente «hagan algo» en ocasiones se convierte en misión casi imposible. Pero por suerte contamos con excelentes profesionales en todos los niveles de la administración que realizan su trabajo consecuentemente y con verdadera vocación de servicio. Uno de los errores que cometemos la mayoría es generalizar pero también es cierto que esas actitudes de «baja productividad» normalmente las padece el ciudadano cuando tiene que tener determinadas relaciones con la AAPP.

En muchas ocasiones, como la que nos presenta Morgana con el funcionario parásito, uno se pregunta que qué puede hacer al respecto. ¿Por qué no es posible poder tomar alguna medida disciplinaria? ¿Tanto es el miedo a los sindicatos en la AAPP? ¿O realmente es un problema de motivación?

Estoy de acuerdo que como empleados públicos tienen que tener las mejores ventajas y sobre todo las garantías necesarias para que su trabajo no se vea influenciado, bueno mejor condicionado por la discreccionalidad de un político. Pero ese estatus en muchas ocasiones supone un refugio para aquellos que una vez llegados a la función pública consideran que ya lo tienen todo hecho y que a partir de ese momento lo que toca es cobrar y hacer lo menos posible.

¿Qué medidas con el consenso de todo el mundo se podrían tomar ante situaciones como estas? ¿Sirven de algo los pluses de productividad? ¿Se realizan evaluaciones del trabajo realizado por cada empleado público en función de su categoría y destino?

Para todos aquell@s que sufren en silencio esas situaciones os dejo una estupenda, como siempre, viñeta de Forges:

8 comentarios en «Burocratic Fire»

  1. Esas prerrogativas que mencionas, Carlos, debieran tenerlas todos los trabajadores y no ser consideradas privilegios. En la AGE hay 22 dias de vaciones y 6 moscosos (ni un puente, ni navidades ni semena santa, salvo los días festivos). Esos no son muchos días de vacaciones… son muchas menos de las que tienen los trabajadores de Siemens o de Mercedes en Alemania (te lo digo por experiencia propia…).

    Yo no hablaría de profesionalidad tampoco, sino de hornradez. Creo que es dificil pedir a un telefonista, a un albañil o a una auxiliar que pica datos en un ordenador que esté satisfecha con su trabajo. Con que lo haga me parece más que suficiente… Solo faltaría que tambien quisieramos que se sintiera feliz con ello (es que el truquito de que el trabajo que haces es muy interesante por eso no te subo el sueldo, me lo conozo. se da mucho en el sector privado.AH! y si dices que el trabajo no te gusta, te miran mal, y entonces es que con tan poca vocación tampoco te mereces una subida o una promoción. Total que ni en un caso ni en otro puedes optar a mejora salarial).
    Insito, la palabra es honradez (me pagan por hacer algo, lo hago, sino estoy de alguna manera robando), pero también es cierto que la otra parte (la patronal, incluso en la publica) tiene que ser tambien honrada y si quieres «profesional». Las arbitrariedades, las injusticias son faltar a esa honradez… Luego sucede lo que sucede.

    Pues no tengo ni idea de como funcionan los sindcatos en las admnistraciones locales. En la central no tienen ningún peso. NO me preguntes por que, no lo se.

  2. @Morgana: Cierto que la gente busca un trabajo para poder llevar su vida adelante, pero también es cierto que a la hora de encauzar una vida profesional uno puede, al menos intentar, hacer algo con lo que se sienta satisfecho. Pero dejemos el tema de la vocación de servicio si no lo quieres llamar así y cámbialo por profesionalidad.

    También es cierto que los salarios de los C,D y E no son demasiado altos pero si que tienen prerrogativas que la mayoría de trabajadores ni por asomo pueden disfrutar como días personales, bastantes más vacaciones y en ciertas ocasiones hagan lo que hagan casi intocables en el hecho del despido. Sólo ya por eso es envidiable su situación por muchos.

    También te doy la razón en cuanto a determinadas situaciones en la gestión de personal, cosa que influye profundamente en temas como la motivación del personal. Pero en cuanto al tema de los sindicatos puede que en la AGE no tengan demasiada influencia pero en administraciones más pequeñas como las locales se producen verdaderas situaciones en la que los sindicatos hacen e imponen prácticamente lo que les da la gana. Aunque también es cierto que en otros todavía nos encontramos con situaciones en las que la actividad sindical está más mal vista que otra cosa.

  3. Perdonadme pero…¿que es eso de la vocación de servicio? ¿alguna creencia religiosa de alguna secta? Las vocaciones dejemoslas para la entrada en ordenes religiosas. La gente entra a trabajar en la pública y en la privada por lo mismo: por un salario, para poder comer, comprarse una casa, criar a unos hijos. Lo de comprarse una casa es casi imposible (de momento) a no ser que te hagan presidente de algún banco o algo asi, y lo último parece que no es sencillo a la vista de la baja tasa de natalidad que tenemos

    La Administración General del Estado tiene a un porcentaje muy alto de sus trabajadores cobrando sueldos mileuristas o menores. Asi ocurre con la mayor parte del personal de los grupos C,D y E. La única condición «envidiable» es la estabilidad en el empleo, que ojala no fuera envidiable porque la tuvieran el resto de los trabajadores en España, pais donde duplica la media europea en proporción de trabajadores eventuales. A no ser que queramos volver al sistema de jornaleros, claro, que probablemente serviría para mejorar la productividad del país y la miseria de la mayor parte de sus ciudadanos.

    Ningún funcionario, o practicamente ninguno, entra en la administración para «no trabajar». (Y mira que Carlos ha citado un ejemplo mio y podría dar algún otro… )Pero la gestión de los recursos humanos es tan lamentable en la administración, injusticias, arbitrariedades, corporativismo, amiguismo… el resultado es ese.
    Y no, Carlos, al menos en la AGE, los sindicatos tienen un peso nulo o inexistente en las decisiones políticas. Son absolutamente inmovilistas y no tienen, por otra parte, capacidad de influencia alguna.

  4. @funcionaria: Pues sí. Hoy precisamente he estado hablando con un funcionario, en este caso de una universidad, y él me reconocía que se están llegando a situaciones en las que sólo se reclaman los derechos pero no se tienen en cuenta las obligaciones. Y que en el momento en el que se les reclama todo son comparativas, excusas… Vamos que tal y como @ocortes indica la vocación de servicio no es un aliciente para entrar a trabajar en la AAPP.

    ¿Tanto miedo se tiene a los sindicatos en la Función Pública? Y no quiero generalizar pero creo y que me saquen de mi error si ese miedo no es causa de determinadas situaciones.

  5. Estoy absolutamente de acuerdo con @ocortes, las listas para acceder a cualquier plaza, ya sea por bolsa de trabajo, de interinaje o de propiedad son larguísimas, y dudo que sea porque todas esas personas que se presentan convocatoria tras convocatoria tengan una verdadera vocación de servir al ciudadano y facilitarle la vida.

    La gente que trabajamos en la administración tenemos unas condiciones laborales envidiables en comparación con el resto de trabajadores, qué menos que cumplir, como mínimo, con tu trabajo. Qué mínimo que dar un servicio razonable y efectivo. Qué mínimo que poner buena cara a la gente que nos paga el sueldo.

    El problema es que con la situación económica en que estamos la gente se busca las castañas, y la posibilidad de trabajar en un sitio en el que, a parte de tener unas condiciones envidiables, no te pueden echar (durante el resto de tu vida!) y además cobras bien, cada mes y con varias pagas, es un caramelito.

  6. El sistema está viciado. La vocación de servicio se ha perdido hace tiempo y la gente accede a la función pública porque es una garantía de tener un trabajo con unos derechos que son respetados y con estabilidad. Al final ese es el anzuelo principal para trabajar en el sector público. Y ahí está el problema, que la gente no accede porque tenga una ilusión especial por trabajar para todos sino para asegurarse su futuro.

Los comentarios están cerrados