Mi repulsa por estos cambios

Son ya bastantes los meses que llevo asomándome a esta ventana que amablemente Carlos puso a mi disposición y en la que me permite expresarme con absoluta libertad, principalmente para dar rienda suelta a mi lengua que se convierte en viperina cuando se trata de hablar de la Administración. Sólo tengo palabras de agradecimiento para mi casi desconocido amigo.

Durante este tiempo, han sido dos las veces que Carlos ha cambiado el diseño de esta web. La primera no hice ningún comentario porque las alteraciones fueron pequeñas: los widgets y demás elementos de la página seguían siendo los mismos aunque con otra distribución, y los colores y elementos gráficos apenas si cambiaron.

Pero hete aquí que ahora, de pronto y sin previo aviso, me encuentro con un cambio total y absoluto del sitio. Grandes cambios en el diseño, en la estructura, en los widgets y en su ubicación, en los colores, en los elementos gráficos… Vamos, lo que se dice un cambio radical. Y no puedo por menos que manifestar mi más total y absoluta indignación por ello así como mi repulsa por este hecho tan deleznable.

Porque Carlos se ha olvidado de que yo soy funcionario y eso imprime carácter, 21 años de empleado público me ha convertido en lo más parecido a un animal de costumbres, sometido a una rutina y circunscrito a unos procedimientos administrativos rígidos y estrechos. Una persona acostumbrada a llegar cada mañana a la misma hora a mi puesto de trabajo y a hacer monótona e invariablemente lo mismo cada día laborable, que va a tomar café desde hace años con el mismo compañero de desayuno y que cualquier cambio en mi anodina jornada laboral puede provocarme desde una pequeña desazón hasta ponerme al borde del infarto, dependiendo de la gravedad de los cambios.

Por eso, cuando de pronto me encontré con este cambio tan grande me dio un salto el corazón, luego pensé que me había equivocado al teclear la url, pero la fugaz aparición del rostro de Carlos en el lateral izquierdo de la pantalla me hizo comprender que algo grave había ocurrido.

Y no me queda más remedio que reprochártelo Carlos, porque no sólo no me has avisado de las modificaciones que tenía previstas, sino que una vez que tomaste tu decisión no me fuiste concienciando de los cambios. Y, para colmo, cuando lo has puesto en práctica no me has dado un cursillo. Pero lo peor de lo peor es que ni siquiera hemos hablado de cómo este exceso de trabajo por mi parte -ya que he de acostumbrarme al nuevo diseño- afecta a mis complementos salariales (¡Ah, no, que por esto no cobro!).

¡Por Dios Carlos!, que los funcionarios necesitamos que nos traten con mimo, que nos den las cosas hechas, que nos proporcionen un manual de la aplicación aunque luego no lo leamos, que nos vayan concienciando durante varios meses antes de que se produzcan los cambios, que nos den formación (eso sí, durante la jornada laboral o si es fuera de ella con compensaciones con días libres, y por supuesto, con la entrega de un diploma que certifique el aprovechamiento del curso, por si puedo rascar algunas décimas en una promoción interna)… Y te has saltado todas estas reglas de facto.

¡Parece mentira, Carlos, que seas un gran experto en Administración pública!

11 comentarios en «Mi repulsa por estos cambios»

  1. A mi no me gusta el nuevo diseño pero me parece bien. Me explico.

    La ubicación de los espacios y la facilidad de lectura me resultan cómodos. La combinación de colores es para mi demasiado arriesgada, que es lo que decimos los que no tenemos ni idea ante un cuadro abstracto.

    Entiendo perfectamente al señor Crandell. Yo mismo, con mi alma funcionarial, he tardado varios días en reponerme del soponcio y lograr comentar.

    1. Se agradece el comentario y por supuesto el esfuerzo por superar el primer impacto visual y volver a comentar. Tener en cuenta que normalmente una vez al año me siento en la necesidad de mudar la piel del blog. Imagino que porque me canso del diseño o sencillamente encuentro algo que me parece más atrayente y accesible…

      Saludos y gracias por tus comentarios

  2. Complicado el tema de Gestión del Cambio.
    Yo empezaría por un buen manual de usuario, algo trivial y obligatorio en estos casos y que, sorprendentemente, es difícil de ve, o al menos, uno bueno, actualizado y legible.

  3. Unas palabras de quien odiaba (y sigue odiando) los cambios, Giulio Andreotti: «Una persona se encuentra bien y, de repente, se resfría. Los cambios no son necesariamente buenos».
    De la misma tierra de G.T. di Lampedusa: «Tutto deve cambiare, affinché niente cambi».
    Enhorabuena por los cambios

    1. No todos los cambios son para bien, pero no podemos evitarlos.
      Heráclito de Éfeso decía, «sólo el cambio permanece».

  4. @Louis te agradezco enormemente tus palabras y por supuesto tomo buena nota de como propiciar el cambio en el cuerpo funcionarial, que estoy seguro me servirá y mucho en alguno de los proyectos en los que estoy embarcado en estos momentos.

    El caso es que quería ver si mi compañero de bitácora, a pesar de tu trayectoria funionarial, tiene habilidades de adaptación a un nuevo entorno. Por lo tanto, ha sido hecho el cambio con nocturnidad y alevosía, pero para demostrar como hecho constatable que, a pesar de la resistencia al cambio, si uno tiene interés no hay barrera imposible de solventar.

    Y prueba de ello es tu post. Has pasado la prueba con excelencia y me devuelve la fe que tengo en los profesionales que hay en la Administración Pública.

    ^_^

    1. Yo sí que agradezco tus palabras Carlos, tanto como las que me dedica mi mujer cuando me quedo a trabajar por las tardes o me llevo trabajo a casa. Entonces me dice:

      -Louis, eres el funcionario más gilipollas de toda la Administración-

      Y entonces, con cariño, yo la miro de soslayo y casi en un susurro le contesto.

      -Eso es porque tú me miras con buenos ojos, mi amor-.

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