Mobbing en la Administración Pública

Últimamente hemos hablado de algunos temas relacionados directamente con el trabajador público y en casi todas las ocasiones se ha mostrado el tópico negativo que todos tenemos en la cabeza. Desde condiciones abusivas impuestas por los sindicatos en algunas ocasiones, a la dejadez y desidia en el cumplimiento de los trabajos encomendados o la existencia de unidades administrativas no necesarias.

Morgana nos ha hecho ver en algún comentario que no es todo como parece sobre todo en cuestión de género. Y es cierto tampoco es todo como parece. Estos días se han publicado noticias relativas a ese lado oscuro del que la mayoría ni se percata.

La noticia «700 empleados públicos sufren problemas de acoso en el trabajo» no hace más que poner de manifiesto que en todos los sitios cuecen habas y que la Administración Pública no es ninguna excepción para que se produzcan determinadas malas prácticas.

Es significativo que los colectivos de trabajadores públicos que sufren más sean sanidad y enseñanza aduciendo que es donde se hay una mayor presión. El perfil del trabajador público objeto del mobbing es:

La mayor incidencia de este problema se produce en trabajadores menores de 45 años, entre las mujeres, en un 3,4% de los casos y en grandes organizaciones, (4,1%), según la cuarta encuesta laboral sobre las condiciones de trabajo publicada en 2006 por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene.

Los sindicatos, según la encuesta que está en marcha en Expansión, no defienden demasiado bien a los trabajadores, y es curioso ver que hay asociaciones que aseguran que son 52.000 trabajadores en Córdoba, en Andalucía 530.000 y en España 3,2 millones los que sufren el mobbing en la AAPP.

Incluso podemos encontrar blogs como el de los «afectados por la política laboral del ayuntamiento de Barcelona» o libros dedicados enteramente a este hecho como «El mobbing en la Administración Pública«.

Las causas del mobbing en la Administración Pública probablemente las que publica Xornal:

Un reciente estudio afirma que la Administración Pública es el sector donde más casos de Mobbig se dan, debido sobre todo a que como “no se puede despedir a la victima, se le destruye”. Todo ello auspiciado por una serie de secuaces que en unos casos ven la posibilidad de eliminar a un posible competidor en un posible concurso “espurio” y en otros por que mientras acose a otra persona no me acosa a mí.

Este fenómeno, Mobbing, se da en instituciones de carácter público por su facilidad para provocar situaciones de conflicto, donde la jerarquía, el control y el poder priman sobre la productividad, la cooperación, la eficacia y la eficiencia, que por lógica debiera de ser la fuente de inspiración de la actividad de la Administración.

El que quiera más información:

10 comentarios en «Mobbing en la Administración Pública»

  1. Es una verguenza que ni el Real Decreto de Secretaros Judiciales ni la Ley Organica del Poder respecto ambos al regimen disciplinario de jueces y secretarios judiciales no contengan aun el acoso laboral o moobbing como falta muy grave cuando ya lo establece el Estatuto del Empleado Publico de 2007

  2. Llevo muchos años trabajando en la Administración Pública. He sido -casi ya no sé ni quien soy-muy, muy buena en mi trabajo. Incluso jefes me han dicho que mi problema era que siempre iba a tener a jefes menos competentes que yo. Pero eso nunca me ha importado, quizás cuando empecé, hace ya mucho que no.

    Llevo casi 2 meses trabajando desde las 8 o 9 de la mañana hasta a las 7-8 de la tarde .De lunes a viernes. Paro 20 minutos para tomar un café y la mayoría de las veces ni como. Hago una media de 10 horas semanales por encima de que las que corresponde a mi horario laboral.
    Sobrecarga de trabajo, trabajo nuevo sin posibilidad de preguntar-le molesta enormemente y nunca aclara nada-, ocultación de información, información diversa, dispersa y a destiempo, frases tipo » a ver si aceleramos»,»un buen trabajo diez minutos tarde no sirve de nada, y diez minutos antes también es muy bueno», «Ya te hemos liberado de trabajo-y no vamos a liberarte de más» refiriéndose a ella y a un puesto inferior-que no solo no ha hecho nada de «mi» supuesto trabajo sino que yo le he ayudado en el suyo-.

    Nos trata a todos como si estuviéramos en un colegio y fuéramos unos niños idiotas -ella es más joven -parapetada no solo en su poder sino en su posición de superwoman con fuertes ambiciones políticas. Pero se ceba en mí, a los puestos inferiores los trata mejor, y claro, aunque son buena gente, eso de sentirse por una vez los «listos» de la oficina les puede o quizás simplemente piensen que mientras vaya a por mí se olvida de ellos.
    Son conscientes de lo que me está haciendo y del modo que me trata y lo consideran injusto e inapropiado pero cuando les dice que lo hacen bien-es una manipuladora nata- se les olvida todo y solo son capaces de decirme que me relaje y le entregue el trabajo cuando diga y tal como éste, que ponga buena cara, que si me tiene envidia (¿?), que soy muy perfeccionista, …y no es eso, no estoy haciendo un buen trabajo , lo sé, porque es imposible hacerlo en el tiempo que lo pide y como lo pide. Y aún puedo reconocer lo que es un buen trabajo.

    Empiezo a tener ataques de angustia y bloqueos, dolores de cabeza y he adelgazado dos kilos en un mes. Si no fuera porque tengo hijos a los que mantener pedía el traslado-en estos momentos la pérdida económica sería significativa- y le decía lo que es realmente, una sádica acomplejada -posiblemente en su infancia- que necesita humillar y machacar a las personas porque es ahí donde encuentra el sentido a ejercer ese poder que tanto la llena.

    Bueno, ya me he desahogado, disculpad.

  3. En el Departamento de Interior de la Generalitat también hay situaciones de marginación: se deja a gente sin hacer nada y luego se le carga de trabajo. Nadie se atreve a exponer la situación, porque cuando hablan con el secretario general, él los cambia de sitio con lo cual el hace esas prácticas sale fortalecido. Además, el que lo hace, busca compinches. Es como una mafia institucionalizada

  4. @Gabiotillo: Pues sí, ese vacío puede llegar a ser importante y muy desesperante para quien lo padece. Me sigo reafirmando en que uno de los pilares a los que habría que atacar de raíz es el de la gestión de los RRHH de la Administración Pública y no solo por el lado legislativo sino también por que los responsables que tienen personal a su cargo tengan la suficiente capacitación para hacerlo adecuadamente.

    1. En este moment estoy a punto de echarme a llorar, porque no es ningún consuelo ver que esto les sucede a muchas otras personas.

      Estoy inmersa en esta situación desde hace muchos años, a duras penas y con ayuda profesional he conseguido dominar la rabia contra mí misma debida a mi impotencia para poder efrontar los hechos y resolver una situación en la que no puedo influir.
      Soy trabajadora de la AAPP en un ayuntamiento desde el año 91 y en esta situación más o menos desde el 95. Tras muchos años de presionar a mi jefa de área para que interviniera, y de recibir conmiseración como respuesta, decidí buscar ayuda profesional porque estaba volvíendome loca y mis compañeros me decían que todo eran paranoias, gracias a ella pude volver a tomar el enfoque correcto y a poner distancia entre mis horas de trabajo mi tiempo libre. Creí haberlo conseguido… ilusa que soy.

      Ahora la ineptitud de mi jefa se ha hecho patente, reconozco que, en parte, gracias a que hace tiempo que no me siento en la obligación de tapar sus chapuzas y malas pácticas, y los jefes les han dado un par de toques.
      Su reacción ha sido la esperada,enfocar su rabia hacia mí, la dejo en evidencia con mi trabajo.

      AHORA ES ELLA LA QUE ME ACUSA DE MOBBING… y ahora sí que no sé que hacer.

      Vuelvo a hundirme, y esta vez ya estoy mayor, vuelvo a valorar seriamente buscar trabajo en la empresa privada aunque no es un buen momento del mercado de trabajo.

      Y sí, completamente de acuerdo: los responsables de RRHH ni tienen suficiente capacitación, ni INTERÉS

  5. Creo que dentro de este necesaria (lamentablemente) entrada de tu blog te falta la caracterización del mobbing del vacío. Tal como indicas, en la AAPP no se puede despedir, ello puede llevar a que un cambio organizativo te deje descolocado, sin padre, madre ni perro que te ladre. Entras entonces en una situación kafkiana, en la que nadie se hace cargo de tí, vas a trabajar, pataleas, tratas de llamar la atención y … nada. Tu antiguo trabajo ha desaparecido pero no tienes uno nuevo, eso si, tienes que fichar, ya que estás en una situación etérea a disposición de RRHH o algún Subdirector General, en cualquier caso, alguien que te da buenas palabras pero que no resuelve nada, ya que entiende que no es su culpa tu situación. En esa situación, uno puede estar uno, dos, tres, … hasta seis meses. Cansado, se pone uno a mover hilos y tratar que un amigo tire de él y, entonces, misteriosamente, es imprescindible, como vamos a deshacernos de alguien con los pocos recursos que tenemos, ha sido un desajuste temporal, pero mira que tienes poca paciencia. Y entonces, es cuando viene el mobbing personal que ya has relatado extensamente, y que, sinceramente, prefiero no recordar.

  6. Conozco algún caso, sí; de acuerdo en una de las causas: la estabilidad del funcionario, que como no se le puede echar, se le intenta destruir. Pero hay otro factor: las guerras internas, las pequeñas luchas de poder, sobre todo por la información,…tan típicas de esos entornos hostiles que a veces sde dan en la administración.

    Claro que también he visto casos de mobbing político: funcionarios con un alto sentido de la responsabilidad pública (caso de algún secretario/interventor municipal que conozco) o funcionarios profesionalmente más preparados y políticamente independientes), que sufren el acaso de sus iguales y sus superiores.

    Muy bueno el artículo de etnografía del mobbing en la administración pública!

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